Día de la Persona Agricultora

15 de mayo

En el Día de la Persona Agricultora tendremos a menos de ellas celebrando.

Si perdemos a quienes siembran la tierra, como les estamos perdiendo, no solo nos quedaremos sin comida, sino que nos quedaremos sin cultura, sin país.

Desde hace muchos años los diversos gobiernos, con sus decisiones, están desapareciendo a los agricultores y agricultoras; a punta de tratados y a punta de engaño, -y en algunos casos a punta de garrote y gases lacrimógenos, les han borrado la sonrisa del rostro y les han arrancado las ganas de sembrar.

Cuando la cosecha fue abundante, nadie la quiso comprar porque los gobiernos prefirieron que los grandes importadores, grandes allegados políticos y colaboradores, trajeran del extranjero los productos, arruinando a los productores nacionales. Que lo digan los frijoleros de Los Chiles, a quienes les ofrecen precios de ruina por sus granos y el gobierno les dice que está con las manos atadas para ayudarles.

Cuando fueron a detener los barcos cargados de arroz extranjero, les mandaron la policía, les tiraron gases lacrimógenos y firmaron compromisos que nunca cumplieron. Que digan los productores de arroz cómo se sienten este año.

Cuando fueron a los bancos a solicitar créditos apropiados para cultivar, no los encontraron; cuando recurrieron a las instituciones por asistencia técnica, por una parcela, por una vivienda, por mejores semillas, se encontraron con una telaraña burocrática y politiquera.

Cuando pidieron que tomaran en cuenta sus opiniones para negociar tratados de libre comercio, que si los grandes países subsidian aquí también se debería subsidiar a los que producen los alimentos, se rieron de ellos y les apartaron.

En esta fecha reflexionemos sobre el tipo de sociedad que estamos construyendo, unos por acción y otros por omisión; una sociedad en la que se estruja y se golpea al que produce la comida; una sociedad que pierde todos los días a personas que producen el alimento; una sociedad que empieza a depender de la alimentación que nos puedan proveer otros países.

Y cuando todo lo que nos comemos tengamos que importarlo, entonces perderemos la salud, la soberanía, la libertad y la paz